miércoles, 14 de mayo de 2014

Ejemplo de guión para un ejercicio de respiración

El ejercicio siguiente se centra únicamente en la respiración y puede servir para aliviar el dolor y el estrés, estabilizar los niveles de glucosa en sangre y disminuir la presión arterial. Tal vez desee grabar este ejercicio en un casete para usarlo a menudo. Dedique a este ejercicio entre cinco y diez minutos y elija un lugar y un momento en los que nadie le moleste. Este ejercicio no reemplaza el uso de medicamentos como biguanidas, insulina, etc...
Ejemplo de guión para un ejercicio de respiración

Ejemplo de guión para un ejercicio de respiración.

Respiro lentamente por la nariz durante siete segundos.
Retengo el aire durante uno o dos segundos. Lo suelto lentamente y sin esfuerzo. Al espirar, permito que se relajen mis labios, que se separan ligeramente, y las mejillas. Siento cómo desciende el abdomen y el pecho se relaja. Siento la calma que me invade al soltar el aire.

Siento que el pecho se hincha como una pelota y después expulsa el aire suavemente... el aire sale de entre los labios. Al exhalar el aire, dejo que se lleve consigo toda la tensión. Con la espiración expulso toda molécula de estrés y de tensión. Al inhalar veo que me voy relajando... Inspiro relajación... espiro tensión.

Cada inhalación lleva un aire suave y tranquilizador a todas las partes de mi cuerpo... los pies, las piernas, la pelvis, el torso, las manos, los brazos, el pecho, la cara, la cabeza... Cada inspiración profunda purifica y alivia. Cada respiración profunda me trae más paz y sosiego.

A medida que tomo y suelto el aire, me concentro en el hara, el punto situado tres dedos por debajo del ombligo. Envió el aire a ese punto y siento que cada vez está más caliente. Al inspirar, imagino que el hara se abre y permite que entren en él los restos de tensión o dolor que puedan haber quedado en mi cuerpo. Al espirar, noto que esa tensión y ese dolor circulan con el aire a través del vientre, el diafragma, los pulmones.

Veo que salen entre los labios. Al espirar, noto que la tensión abandona mi cuerpo. Al inspirar, siento el calor que irradia del hara. Noto que se propaga a la pelvis y a las caderas. Al espirar, siento que cualquier tensión desaparece con el aire que suelto. Siento circular el calor cuando el aire pasa por el vientre, el diafragma y la parte superior del tórax. Con cada inspiración profunda siento que el calor se propaga a las nalgas y va descendiendo por las piernas y los pies. Siento que el aire se lleva la tensión.

Al inhalar siento que se expande la pared torácica. Noto que el pecho se expande suavemente... que la parte inferior de la columna vertebral se abre y se relaja. Al espirar, expulso cualquier molestia. Al inspirar, aporto calma y calor.

Cada vez que respiro siento que el aire penetra en la nariz, garganta, pecho. Cada inspiración profunda hace que la barbilla se eleve ligeramente y se mueva la parte superior del tórax. Al espirar, la barbilla baja ligeramente. Siento que al inspirar profundamente, el cuello se expande; siento que al expulsar el aire, el cuello vuelve a su posición normal.

Hago una inspiración profunda y noto que los hombros se elevan y se expanden ligeramente hacia los lados. Entonces, noto que los músculos del cuello se relajan. Suelto lentamente el aire del vientre, el diafragma y la parte superior del pecho.

Termino la sesión de respiración con una inspiración completa, lenta, profunda y unificadora. Siento que el aire llega a todas las partes de mi cuerpo y mi mente. Permito que penetre en todos los rincones de mi cuerpo. Lo retengo durante unos segundos y luego lo suelto lentamente. Libero todas las tensiones. Permito que me invadan la paz y la calma.

Biguanidas

Un nuevo medicamento antidiabético comercializado en Estados Unidos forma parte de la clase de las biguanidas: la metformina, aunque hace unos cuarenta años que se usa en otros lugares. Más que estimular el páncreas, la metformina hace descender el nivel de glucemia al impedir que el hígado segregue una cantidad excesiva de glucosa. Por lo tanto, como no aumenta el nivel de insulina, generalmente no provoca hipoglucemia.
Biguanidas

Biguanidas.

Otras ventajas de la metformina son que algunas personas pierden peso cuando empiezan a tomarla, disminuye los niveles de triglicérido sérico y mejora la relación lipoproteína de alta densidad/lipoproteína de baja densidad. Es muy conveniente que los pacientes a los que las sulfonilureas no les hayan servido para regular adecuadamente la glucosa, prueben este fármaco. Entre sus efectos secundarios, se cuentan un gusto metálico en la boca, diarrea y náuseas.

Inhibidores de la alfaglucosidasa (acarbosa).

A diferencia de las sulfonilureas y la metformina, la acarbosa evita que después de las comidas se incremente rápidamente la glucemia, retardando la digestión de los hidratos de carbono y la absorción de glucosa. Este agente oral puede resultar de utilidad para los diabéticos de tipo I, como complemento de la insulina. Entre sus efectos secundarios están la flatulencia, las náuseas y la diarrea.

martes, 13 de mayo de 2014

Tipos de Sulfonilureas

A continuación, se describen los tipos de sulfonilureas que se encuentran a la venta habitualmente. Todas las sulfonilureas incluidas en la siguiente relación cuentan con productos alternativos.

Tipos de Sulfonilureas

Tipos de Sulfonilureas.


  • Clorpropamida. Este medicamento de acción prolongada requiere una inyección diaria. La clorpropamida no es recomendable para los ancianos ni para quienes sufren enfermedades renales, puesto que los riñones la eliminan lentamente. Al ser un fármaco de acción prolongada, puede provocar hipoglucemia, principalmente en personas ancianas.
  • Glimepirida. Es una píldora diabética de reciente aparición. La glimepirida es un agente de acción prolongada y puede tomarse una vez al día. El riesgo de que produzca hipoglucemia es mínimo, y sus efectos sobre el corazón son inferiores a los de cualquiera de las demás sulfonilureas. Esta sulfonilurea tiene escaso impacto en lo que se refiere a la secreción de insulina, pero parece que incrementa la acción de la insulina ya existente.
  • Glipizida. La glipizida se presenta en dos formatos: de acción intermedia y de acción prolongada. Al parecer, resulta más eficaz cuando se ingiere antes de las comidas. Las personas que padecen afecciones renales o hepáticas, en caso de tomarla, deben hacerlo con precaución. Es el fármaco indicado para las personas que inician un tratamiento para la diabetes de tipo II cuando la dieta y el control de peso han fracasado. La glipizida es bien tolerada por los ancianos con trastornos hepáticos o renales.
  • Tolazamida. Evite utilizar este fármaco de acción intermedia si sufre enfermedades renales o hepáticas graves. La dosis habitual es de una o dos veces al día.
  • Tolbutamida. La acción corta de este fármaco reduce el riesgo de hipoglucemia. Como el hígado la descompone completamente, ningún principio activo pasa por los riñones, por lo que resulta segura para las personas que presentan problemas renales.
No solo hay diferentes tipos de sulfonilureas, sino que en el mercado hay disponibles diferentes tipos de insulina para tratar a los diabéticos.

martes, 1 de abril de 2014

Tipos de insulina

Normalmente sólo se expenden los siguientes tipos de insulina: a) Insulina regular, corriente, simple o cristalina; b) Insulina cinc protami- na; c) Insulina NPH o Isofane; d) Insulina Lenta; e) Insulina Semilenta, g) Insulina Ultralenta. La insulina globina prácticamente no se usa en nuestro medio. Por otra parte, los tipos de insulinas ya descritos son de conocimiento universal.

Hasta 1921 se hicieron ensayos con extractos pancreáticos para tratar de corregir la hiperglucemia. Bantin y Best fueron los primeros en obtener un extracto pancreático; primitivamente se denominó isletina y con pos­terioridad insulina, de acción hipoglucemiante, sin efectos tóxicos.
El preparado, al comienzo amorfo, se obtuvo en cristales. Se observó que la cristalización de la insulina sólo era posible si existía cierta proporción de cinc y otros metales. I.a insulina cristalina presentaba el inconveniente de su escaso tiempo de acción (6 horas) obligando a repetir las inyecciones en el transcurso del día o a dejar zonas con hiperglucemia.
Se efectuaron diversas tentativas para encontrar una forma de acción retardada. Hagedom obtuvo por combinación con una proteína, la insulina cinc protamina de más de 24 horas de duración que permitió administrarla en una sola inyección diaria. Sin embargo, como la insulina cinc protamina sólo iniciaba su sesión a las 6 horas y tenía su efecto máximo en la noche, había una distribución no del todo adecuada pues existía el riesgo de hiperglu- cemias matinales e hipoglucemias nocturnas.
Desde 1942 se iniciaron ensayos mezclando insulina cristalina e insulina cinc protamina en la misma jeringa o en inyecciones separadas. Estas mezclas consiguieron éxito al obtener en muchos casos un nivel eficiente de acción, pero seguían presentando el inconveniente de exigir una educación diabetológica grande para no cometer errores en el momento de preparar las mezclas.
 De allí el éxito que tuvieran las denominadas insulinas de acción intermedia (NPH y Lenta y, en menor proporción, globina, que aparecieron después de 1950) y que en la actualidad están indicadas como tratamiento permanente (excepto en las emergencias) en casi todos los diabéticos que requieren insulinoterapia. Las insulinas de acción intermedia tienen un efecto hipo- glucemiante aproximado de 24 horas de duración, iniciando su acción a partir de las primeras horas después de inyectadas.
Todas las insulinas poseen como carácter común su administración parenteral. Las tentativas efectuadas con diversos procedimientos para poder ser ingeridos por vía bucal fracasaron. Tampoco se absorbe por piel o mucosas rectal o vaginal. Lo hace por vía subcutánea, intraperitoneal o intravenosa.

Todas las insulinas se hallan dosificadas en unidades y pueden adquirirse comercialmente en una proporción de 40 unidades u 80 unidades por centímetro cúbico. Para los casos de insulinorresistencia existen concentraciones de insulina regular de 100 y de 500 unidades por centímetro cúbico.